Siempre ha existido la costumbre de decir “eran otros tiempos”, cuando nos referimos a cómo nos está yendo en la vida ahora, a temas de trabajo, a lo que no nos gusta del presente, a lo difícil que es conseguir algo estable y duradero. Incluso cuando nos quejamos de la gente, del mundo y de la política, y sobretodo cuando hacemos comparaciones de todo lo que deberíamos tener.
Porque creemos que nos lo merecemos y no tenemos o no podemos conseguirlo y decimos que antes eran otros tiempos, justificando que las cosas se conseguían antes más fácilmente por diversos motivos, por los mismos motivos que ahora creemos que nos lo están impidiendo.
La vida nunca ha sido fácil ni antes ni ahora, pero … ahora creemos que es más difícil.

Cuando hay que tomar una decisión, ¡tenemos que arriesgarnos!
Piensa que siempre habrá “algo” que lo impida para que todo se desarrolle como esperamos, y así, poder cumplir nuestro propósito, pero tomar una decisión supone querer conseguir algo, porque crees y quieres eso.
Tienes esa esperanza de conseguir tu objetivo, de cumplir esa ilusión y pones todo de tu parte.
Cuando tomas una decisión pones en cada platillo de la balanza los “pros” y “contra”, opiniones o creencias a favor y en contra de ese objetivo o decisión que vas a tomar, pero debes tener en cuenta que cuanta mayor información busques en contra de tu objetivo, de tu decisión ya pensada y reflexionada va a jugar un papel negativo, pues nos va a hacer dudar de
nuestra decisión.

Debes arriesgar por tu propósito, a pesar de que puedas equivocarte y fracasar, pero si no lo intentas, si no te arriesgas por aquello que quieres, no habrás hecho nada, y tomar una decisión, puede convertirse en un gran sufrimiento.
Todo tiempo pasado fue mejor, y así es como definimos un poco nuestra historia, de nuestro presente ahora y de nuestro futuro incierto.
Si claro, el tiempo ha pasado, pero no en ese sentido.
Si, antes eran “otros tiempos”, si, hacemos “comparaciones”, y si, “todo tiempo pasado fue mejor”.
¿Con qué nos quedamos?, ¿Somos conscientes de lo que decimos, de cómo lo decimos y de quién lo dice?
¿Quién puede decir esto?, “que antes eran otros tiempos”, creo que sólo quien ha vivido en otros tiempos, ¿no?, pues parece que no es así, quién se atreve a decir esto, es precisamente, quién no ha vivido en otros tiempos.
Cuando no nos gusta lo que vivimos, lo que tenemos, lo que estamos pasando, lo que vemos, nuestro yo ahora, en el presente, en nuestra vida, en lo que nos toca vivir, es cuando lo decimos. Culpamos al propio presente que permite todo esto y decimos “que antes eran otros tiempos”, y con esto, lo arreglamos todo. Nos quitamos la culpa que nos molesta de nuestros problemas, de nuestra incertidumbre, del miedo al futuro, y ante todo pensamos que esto no puede estar ocurriendo, que antes las cosas eran mejores.
Las experiencias que podían relatar miles de personas que tuvieron que salir de España a trabajar en “otros tiempos” porque aquí no había trabajo, ganando solo para vivir y trabajando de sol a sol para conseguir que ahora sus familias y ellos vivan mejor, tengan un piso y una mejor jubilación. Esas experiencias se parecen mucho a las de los jóvenes de ahora que tienen que salir de España con carrera o sin ella a buscarse la vida porque aquí no hay trabajo, ¡las dificultades de entonces y de ahora son muy parecidas!.
Y las experiencias de los primeros años de trabajo profesional, después de estudiar la carrera o los estudios obligatorios para participar en unas oposiciones, “un trabajo para toda la vida”, se decía. Además de aprobar dichas oposiciones, tenías que opositar para toda España, no para una Comunidad concreta como ahora se puede optar o incluso para tu provincia o ciudad donde los traslados de residencia eran habituales hasta qué con los años, la edad y el trabajo acumulabas puntuación suficiente para estar donde estás ahora, en la ciudad que quieres, en el piso que compraste y rodeado de tus cosas.
Esto mismo pasa a los que ahora, después de la carrera, del máster y de la formación especializada, tienen que salir a buscarse la vida fuera de su ciudad, fuera de su Comunidad, como ves, ¡también las dificultades de entonces y de ahora son muy parecidas!.
Para todo había que tener ganas y muchas, te jugabas tu bienestar, tenías que decidir entre querer estar siempre bien y quedarte en casa, en tu ciudad, cerca de los tuyos o no muy lejos, en tu Comunidad, en la provincia más cercana o coger los bártulos y lanzarte a la aventura, pero eso si, después no se tiene derecho a decir que: “otros viven mejor que yo”, que “qué suerte tienen algunos, ¡siempre han tenido trabajo!”.
Al igual que los jóvenes de ahora, deben saber que hay que salir de casa, dejar muchas cosas detrás de ellos, ciudad, familia, amigos, liarse la manta a la cabeza y salir “a buscarse la vida” como ves vuelvo a repetir, ¡también las dificultades de entonces y de ahora son muy parecidas!
¿Somos conscientes de lo qué decimos, de cómo lo decimos y sobre todo de quién lo dice?
Como dice la canción de Ana Belén “Yo también nací en el 53”: “Siempre encuentras algún listo que sabe lo que hay que hacer, que aprendió todo en los libros, que nunca saltó sin red”.
Quién puede decir entonces: ¡Antes eran otros tiempos…!